¿Qué proceso mental se produce cuando un progenitor/a es capaz de matar a sus hijos?
Índice
La respuesta requiere de una evaluación exhaustiva de la trayectoria del sujeto así como una valoración de la sintomatología clínica actual.
El suicidio ampliado en la mitología griega
Remontándonos a nuestra historia pasada en la mitología griega encontramos la comisión de homicidio como preámbulo del suicidio. Fue así como Testio, un héroe clásico, asesinó a su hijo Calidón y a su propia mujer pensando que ambos cometían incesto, finalmente, al descubrir su error, se suicidó.
El suicidio y los menores
Los menores son especialmente vulnerables a sufrir con mayor frecuencia las consecuencias de la mentalidad del suicida. Se encuentra con la idea depresiva de ruina, inutilidad y quiere evitar ese sufrimiento a sus seres queridos.
En estos casos, la inhibición psicomotriz que corona estos estados afectivos se torna en virulencia motora que les lleva a cometer los homicidios con una gran carga de lesiones y modos sangrientos de ejecución.
La conducta suicida que ejecutan es firme y contundente, así como unívoca, orientada al objetivo de autolesionarse para conseguir la muerte.
El fracaso en la misma se asocia a causas imprevisibles, ajenas al propio sujeto.
El homicidio por compasión en la violencia de género
En los casos de violencia de género, la conducta homicida sobre los hijos persigue un fin de venganza sobre el ex cónyuge.
Normalmente, tras un proceso de separación, el sujeto entra en un proceso de acoso y hostigamiento sobre la víctima.
Cuando percibe que el objeto de deseo se va despegando y saliendo del círculo familiar, planea su dosis de venganza. La más cruel es el homicidio de los hijos, realizada de manera consciente y sabiendo que el daño que produce es irreparable.
En estos casos, las formas de ejecución del homicidio son más rápidas, sin ensañamiento y con lesiones más leves y menos carga sangrienta.
La conducta suicida que ejecutan es de aproximación, sin intención plena de conseguir el objetivo, por lo que suelen resultar heridas autolesivas que permiten la supervivencia. En muchos casos el suicidio se consuma por causas ajenas a las pretendidas en la mente del agresor.